El autoconcepto (autoimagen, autoestima, etc.) es aquello que nos decimos a nosotros mismos (es, por tanto, una conducta verbal) respecto de nosotros mismos y que funciona como estímulo o refuerzo de la conducta.
El autoconcepto no es estático
Al tratarse de una conducta, el autoconcepto cambia en función del contexto.
Puede ser privado o público
Da igual que la conducta se emita de forma privada (pensar) o pública (hablar), la función de dicha conducta será motivar una conducta próxima o reforzar una conducta ejectutada. Si se hace de forma pública y en un contexto determinado, puede buscando un refuerzo o motivador externo (social).
Cómo se construye el autoconcepto
A lo largo de nuestra historia de aprendizaje, vamos construyendo nuestro autoconcepto a través de los mensajes que recibimos de otras personas y que se ven reforzados. Luego, dicha construcción se complementa con nuestras propias conductas reforzadas por el ambiente.
Al ser una conducta, el autoconcepto no está en ningún sitio, sino que se genera en función de las interacciones con el entorno y en función de este.